Después de conocer a Natán y Tere, directores de La Fuente del Peregrino, no dudamos ni un segundo en dedicar nuestro tiempo fuera de nuestros trabajos como pintor y maestra de inglés a ayudarles en el proyecto, pues nuestra pasión por El Camino de Santiago viene de lejos.

La Fuente ha significado el cumplimiento de un sueño para mi y mi marido. Victor fué peregrino mucho antes de ser hospitalero. Habiendo hecho el Camino 6 veces, comprendió enseguida el privilegio de servir a otros y su capacidad de entender perfectamente sus necesidades.

«Poder mostrarles el amor de Dios a través de la hospitalidad y el tiempo de calidad es un privilegio»

Él, como muchos peregrinos, también había experimentado andar el camino de la vida sin un propósito concreto, pero después de experimentar el Amor de Dios y conocer a Jesús de forma personal, el servir al peregrino del camino llenó de ilusión su vida.

Tanto a Víctor como a mí nos encanta tener conversaciones con los peregrinos en la Fuente. Yo con mi inglés puedo conocer personas de todo el mundo y observar que aunque vengan de diferentes partes del mundo, su reacción a lo que reciben allí siempre es la misma: asombro de recibir amor incondicional en forma de un café, una cama limpia o una cena caliente.

Poder mostrarles el amor de Dios a través de la hospitalidad y el tiempo de calidad es un privilegio. Comer con ellos, escucharles, orar por ellos y transmitirles el amor de Jesús a través del servicio y la hospitalidad nos acerca a la manera en la que Jesús comía y amaba con sencillez y la grandeza de Su mensaje y Su persona.

 

Es una bendición formar parte de este equipo y colaborar a compartir el amor de aquel que dijo ser El Camino, La Verdad y La Vida.

 

Víctor y Rosi, voluntarios en La Fuente del Peregrino

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