Mi madre solía trabajar con mujeres que vivían en situación de pobreza y yo iba con ella a todas partes. Por eso siento que este estilo de vida es natural para mí.

 

Soy voluntaria con Agape+, y lo que hago es visitar cada martes a las chicas de la Llar Elisabeth. Con ellas preparo la comida, jugamos a cartas y compartimos la vida. De hecho mi hija, cuando me ve salir de casa me pregunta si me voy a cenar con mis amigas, y yo le digo… Si!

Mi función es estar pendiente de ellas a nivel personal, preocuparme de como se van sintiendo en su proceso o situación y que puedan sentir que tiene alguien con quien contar.

«Estar en la vida de alguien y poder amarla de tan cerca

como Dios me ama a mi es un regalo»

Somos muchos los voluntarios que intervenimos y formamos parte de las vidas de estas mujeres, y juntos, cada uno en la medida de lo que puede, formamos una red social para estas personas, un entorno donde se sienten tenidas en cuenta y amadas.
Para ellas es muy importante que alguien sepa su día a día, los detalles de su vida, esto les hace sentir amadas.
Aún así lo más importante para mi es el hecho de que estoy en la vida de alguien y este alguien está en mi vida también. No me acerco a ellas como si sólo ellas tuvieran necesidades, yo siempre salgo de aquí con ideas nuevas, recetas nuevas, ayuda para solucionar un disfraz de mi hija, etc. Estas cosas son las que tejen nuestra relación y suman para la inclusión de sus vidas.

Despúes de las primeras semanas de ser voluntaria, Samuel, el director de AgapeMas me preguntó como me iba y le dije “Este es mi sitio” Estar en la vida de alguien y poder amarla de tan cerca como Dios me ama a mi es un regalo.

 

Isabel Granado, voluntaria en Agape+

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