Hace unos meses viajé a Haití para colaborar con el proyecto de reconstrucción del hogar infantil que GAiN tiene en Ça-Ira,  el hogar fue destruido a causa del terremoto que en 2010 dejó el país en la ruina. Allí colaboré con tareas de mantenimiento y con trabajos más técnicos de medición de control de agua.

Mi valor añadido allí también fue mi vinculación con los niños del hogar a través de actividades deportivas, ya que también soy entrenador de fútbol.

Este viaje fue mi primera colaboración con Ágape. Miqui y Mia me ofrecieron esta oportunidad y, aunque siempre me había llamado la atención el tema de ayuda humanitaria, nunca nadie me había ofrecido ser parte activa en un proyecto.

«Poder participar y viajar allí me abrió los ojos a la importancia de la ayuda humanitaria»

Antes del viaje era un poco escéptico sobre las ONGs. En mi trabajo, como visitador médico comercial de productos ortopédicos, tengo la oportunidad de conocer y relacionarme con muchos «captadores» de ONGs, personas que buscan recaudar dinero para proyectos humanitarios. Esto hace que este mundo se esté profesionalizando mucho, no siempre en el mejor sentido de las palabras, y hace que la cara más humanitaria y personal de las ONGs se diluya mucho.

Conocer a Miqui y Mia, poner cara a estos proyectos y escuchar su experiencia en Lesbos o en Haití, tuvo mucho valor par mi.

El viaje me dio la oportunidad de ver este trabajo de campo desde primera fila. Poder participar me abrió los ojos a la importancia de la ayuda humanitaria.

Ver y conocer el proyecto de primera mano me ha hecho consciente que en realidad puedo ayudar, no sólo estando allí físicamente (aunque he de decir que para mi han sido mis mejores vacaciones) sino lo que puedo hacer en mi realidad con mi círculo de confianza, con mi red de contactos, con mi tiempo, mi esfuerzo, mi dinero y mi oración. Mi misión es canalizar todo lo que he visto a mi alrededor para que más personas puedan vivir lo mismo que yo he vivido y así generar una red de ayuda para estas realidades.

Este viaje también ha cambiado mi visión de Dios. Tengo la convicción de que un seguidor de Jesús tiene que ser consciente de la injusticia social, y tener una visión global de esta injusticia.

Antes pensaba que hacer «turismo humanitario» era negativo, pero ahora pienso que es necesario tener tiempo y testigos cercanos que hayan visto la realidad para ser promotores del cambio aquí en nuestro país. Países como Haití necesitan otros países que les ayuden, les formen desde el respeto como hace GAiN y les den recursos para poder seguir adelante.

Raúl Pozo, comercial de ortopedia y visitador médico, es voluntario de GAiN

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