Josep Monells: Fundador de AGAPE España

Biografía
Nuestro fundador en España, Josep Monells Mateu, nació en Vilanova de Bellpuig en 1934 y falleció en Valldoreix en 2024. Inició su misión en el movimiento Campus Crusade for Christ, actual ÁGAPE, en el año 1969-1970 junto a su esposa Pepa Hernández, donde él ejercería diversas funciones como director regional del Sur de Europa. Josep también fue un pastor protestante y divulgador del Evangelio cuya vida estuvo marcada por una profunda devoción y un compromiso inquebrantable con la misión de compartir el amor de Dios.
Su esposa Pepa fue crucial en la trayectoria de Josep Monells, dándole equilibrio y serenidad al ímpetu y a la pasión que caracterizaban a Josep. Eran un buen equipo y se complementaban. Juntos formaron una familia numerosa, tuvieron siete hijos y muchos nietos.

Pepa Hernández y Josep Monells
Creación de la escuela evangélica y desafíos iniciales
En la década de los 60, Josep Monells fundó una Escuela Evangélica con la visión de educar y formar a las nuevas generaciones en los principios cristianos. Se enfrentó al desafío de encontrar maestros que compartieran su visión. Determinado a encontrar soluciones, se aventuró a la universidad en busca de individuos preparados para enseñar y receptivos a su mensaje. Durante este periodo, conoció a un joven americano, partidario del movimiento estudiantil Campus Crusade for Christ (CCC), quien le mostró las Cuatro Leyes Espirituales, una herramienta clave del movimiento (Actual The Four). Este encuentro fue un catalizador que reforzó su determinación de llevar el Evangelio a las universidades.
¿Conoces las Cuatro Leyes Espirituales?
Unos días después, Josep se encontró en la iglesia con un joven mexicano que le entregó un folleto titulado: «¿Conoces las Cuatro Leyes Espirituales?» Aunque inicialmente lo guardó sin prestarle mucha atención, este folleto se convertiría en una herramienta invaluable (actual The Four) en su ministerio. Poco después, un joven matrimonio lo contactó para hablar sobre CCC y reclutarlo para el movimiento. En 1966, Josep recibió una llamada para atender al directivo europeo de CCC, Gordon Klenk, acompañado de J. McIntosh, quienes se encontraron en Barcelona.

El cambio de paradigma y la formación en México
La visita de Gordon Klenk llevó a Josep a ser invitado a un encuentro universitario en Birmingham y, posteriormente, a Bradfield College en Reading, Reino Unido. Estos eventos marcaron un cambio de paradigma en su ministerio. Finalmente, le ofrecieron unirse al ministerio de CCC, con la condición de pasar un año en México formándose junto a los directores de todos los países de Centro y Sudamérica. En 1969, Josep viajó a México para adquirir los conocimientos necesarios para implementar CCC en España, pero no fue solo; su esposa Pepa y sus seis hijos lo acompañaron en esta aventura. Pepa también realizó la formación.
Durante nueve meses, se sumergieron en la cultura y contexto mexicanos, aprendiendo y formándose para la misión. Esta experiencia transformadora amplió su visión y estrategia para su trabajo en España. Josep comentó en su libro «Jacob contra l’Àngel» que esta experiencia les abrió la mente y les ayudó a ver más allá de la cultura de la que provenían, descubriendo nuevas perspectivas y otra manera de hacer las cosas.
Obstáculos y determinación
La misión de Josep Monells no estuvo exenta de desafíos. En una época de dictadura, su compromiso con la difusión del Evangelio lo llevó a enfrentar obstáculos legales y persecuciones. Uno de los momentos más significativos fue cuando descubrió que el sistema salarial de CCC se basaba en la recaudación de fondos. Su esposa, Pepa, inicialmente se negó a apoyar esta forma de financiación, diciéndole que no contara con ella. Sin embargo, con el tiempo, su corazón cambió y fue la primera en conseguir el apoyo financiero necesario para su misión, logrando un donativo que cubrió el presupuesto de todo el año 1970.
Además, al volver a España, se encontraron con mucha incomprensión y muchas personas les dieron la espalda. Sin embargo, la determinación de Josep y Pepa fue inquebrantable, y continuaron trabajando incansablemente para establecer y expandir su ministerio, superando las adversidades y manteniéndose fieles a su misión de compartir el amor de Dios.
