5 PASOS PARA QUE TUS BUENOS PROPÓSITOS DE ESTOS DÍAS FUNCIONEN

Estos días vuelve a parecer uno de Enero. Frente al desafío de quedarse en casa, al menos durante los próximos 15 días, mucha gente está haciendo su lista de nuevos propósitos para estas dos semanas: voy a hacer ejercicio en casa, voy a leer un par de libros que llevo tiempo posponiendo, voy a jugar más con mis hijos, voy a ponerme al día con los estudios, voy a poner orden en casa, voy a pasar más tiempo leyendo la Biblia, voy a aprovechar para arreglar las persianas… ¿Te suena? 

Sin embargo, ya sabemos que la lista de propósitos de año nuevo suele durar poco porque, aunque hecha con la mejor de las intenciones, esa lista de propósitos se enfoca mal. 

Queremos que durante esta cuarentena te enfoques en lo que realmente importa, cojas las riendas de tu vida a pesar de las circunstancias y crezcas. Te sugerimos cinco pasos para lograrlo. 

Primer paso: hazte protagonista.

Hacerse protagonista es una actitud en la vida. Ser protagonista de tu vida es hacerte responsable, es actuar para cambiar a pesar de las circunstancias, tomar la iniciativa y actuar de acuerdo a tus valores para que se produzca un futuro mejor. 

Durante estos días sentirás la tentación de hacerte la víctima, de responsabilizar de tu situación al coronavirus, al gobierno o a tu piso sin terraza. 

Escoger la actitud de víctima te sirve como buena excusa para quejarte, pero te inhabilita para responder ante esta nueva situación de manera creativa y efectiva. Sin embargo, escoger la actitud de protagonista te empodera para actuar. Y lo bueno es que solo depende de ti escoger una actitud u otra. 

Segundo paso: pregúntate en quién quieres convertirte.

Fíjate en este diagrama de James Clear (Atomic Habits):

DiagramaColores

Este diagrama representa tres capas que inciden en el cambio. Las tres son necesarias, aunque el orden en el que nos enfocamos marcará la diferencia. Nuestra tendencia es empezar enfocándonos en los resultados, en lo que queremos conseguir; después en los procesos, es decir, cómo conseguirlo; y, por último, en la identidad, en quién nos queremos convertir. Para aumentar nuestras posibilidades de éxito en aquello que queremos cambiar o incorporar en nuestras vidas hemos de seguir el proceso inverso, de dentro hacia afuera.

Por ejemplo, en lugar de querer conseguir hacer 40min de ejercicio diario, piensa en querer convertirte en una persona que cuida su salud. En lugar de querer hacer 30min de devocional cada día, empieza por querer convertirte en una persona que cultiva su espiritualidad. 

En lugar de querer arreglar todo lo que está estropeado en tu casa, empieza por enfocarte en querer ser una persona ordenada. 

Algunas ideas del tipo de persona en la que quieres convertirte pueden ser: una persona confiable, creativa, íntegra, perseverante, agradecida, generosa, …

Tercer paso: determina las acciones clave.

Una vez has decidido el tipo de persona que quieres ser, define qué puedes hacer para convertirte en esa persona. Una buena opción es hacer una lluvia de ideas y después escoger las que más te convengan. Estas son algunas preguntas que pueden ayudarte a generar nuevas ideas. Escribe al menos cinco para cada pregunta. 

  • ¿Cómo puedes hacer mejor tu trabajo estos días?
  • ¿Cómo puedes añadir valor a otras personas?
  • ¿Qué puedes hacer para mejorar tu salud?
  • ¿Cómo puedes cultivar tu espiritualidad?
  • ¿Hay algo que te interese aprender?

Cuarto paso: transforma esas ideas en hábitos.

Una vez tienes tu lista de acciones clave que te ayudarán a convertirte en la persona que deseas ser, es el momento de pasar a la acción. Una manera sencilla de incorporar estas acciones en tu vida es en la forma de hábitos. James Clear, en su libro Atomic Habits, aconseja utilizar la técnica del “habit stacking”: en lugar de incorporar nuevos hábitos desde cero, añádelos a los que ya tengas. Por ejemplo, si lo que quieres es hacer algo de ejercicio cada día para convertirte en una persona saludable, puedes incorporar el hábito de hacer 20 sentadillas nada más salir de la ducha, que es el hábito que ya haces sin pensar. O si quieres convertirte en alguien que cultiva su espiritualidad, puedes leer cinco minutos la Biblia mientras te tomas el primer café de la mañana. O si quieres convertirte en una persona agradecida, comparte con tu familia un motivo por el que estás agradecido hoy cuando os sentéis a cenar. 

Otro consejo es que des valor a las pequeñas acciones: más vale un poco cada día e ir aumentando una vez adquieras el hábito, que empacharse con una gran acción que no vas a volver a repetir.  

Quinto paso: saca el líder que llevas dentro. 

“El Reino de Dios puede compararse a la levadura que una mujer mezcló con tres medidas de harina para que fermentara toda la masa.” Mateo 13:33

Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. De la misma manera, cada día, tienes una nueva oportunidad de decidir qué actitud vas a tomar: ¿Vas a añadir valor a tus vecinos, amigos y familiares o vas a guardarte tu levadura solo para ti? 

Es un momento para sacar el líder que llevas dentro. Y, como dice Anselm Grün en “La sabiduría del peregrino”, de convertirte en tu auténtica y genuina versión, en la imagen que Dios ya tiene de ti. 

Fuentes:

“52 escenas”, de Eva Aldea y Marc Fuentes.

“Atomic Habits”, de James Clear.

“La sabiduría del peregrino”, de Anselm Grün.